HORIZONTES DE SORPRESAS
Viajar a la misma orilla del mar a pesar de la
cercanía del lugar, se hacía interminable, insufrible, por el traqueteo y los
continuos saltos del vehículo, el
abrupto camino y el paisaje a ambos lados de la carretera se nos revelaba como
una llanura repleta de pastos y secos matorrales, salvo una pequeña loma que a
corta distancia se distinguía; mi padre nos anunciaba que después de pasar
aquel otero llevaríamos una gran sorpresa.
Y así fue, la belleza de aquel índigo horizonte
ciertamente nos sorprendió y por un momento quedamos en silencio, mi mirada
incrédula, se plantó ante aquella extensión marina, aquel infinito espacio
azulado quedó para siempre retenido en mi mente, aquel mar forma parte de las
emociones mas puras y aún hoy me emociono al volver a contemplarlo de
nuevo.
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